miércoles, 15 de abril de 2009

Sepulcro de una muchacha joven

Lo recordamos todavía. Es como si todo esto

tuviera que ser una vez más.


Como un árbol en la costa de los limones

llevabas tus pequeños pechos leves

hacia adentro del murmullo de su sangre

de aquel dios.


Y era tan esbelto

fugitivo, el que mima a las mujeres.


Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento,

cubriendo con su sombra tu flanco juvenil

e inclinado como tus cejas.


Rainer Maria Rilke del libro Poesía amorosa

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