sábado, 14 de noviembre de 2009

Carpe Diem

Cuando el amor se termina no queda nadie que traiga flores los sábados
Las botellas de lambrusco dejan de hacer ¡plop!
Las deliciosas películas de arte y ensayo se vuelven aburridas
Nadie te regala calcetines por Pascua, nadie te pone el termómetro
Cuando un amor se termina dan las diez un cuarto de hora antes
Las estrellas empiezan a acumular un retraso considerable
Las gatas dejan plantado al párroco en los tejados
Las luces indirectas alumbran directamente los portarretratos
Cambias los muebles de sitio, ordenas la biblioteca
Aparece la lupa, encuentras los comprobantes de la tintorería
Las cajeras del supermercado te empiezan a sonreír de otra manera
Los cuervos marinos se vuelven palomas mensajeras
Se acabó el azúcar, echas mano del edulcorante
Te paran todos los taxis, vas derecho al motel de las metáforas
Tocan el timbre, el cartero te deja un certificado para la vecina
Llaman por teléfono, otra vez la noche se ha equivocado de número.


Juan Carlos Mestre del libro La Casa Roja

domingo, 4 de octubre de 2009

El tiempo de las sombras

De repente vi salir de las aguas la maravilla de un cuerpo azul. También la tarde se hizo de oro, y una voz lejana dijo: Su corazón adolescente es frío y tiene la luz petrificada, la sangre contenida del coral. Entonces, para sentir el peso de la leyenda, cerré los ojos, y sólo oí el leve rumor de las pagazas al levantar el vuelo.

Después, poco a poco, la tarde se hizo sombra.




Rafael Pérez Estrada del libro Bajo el cielo indeciso

lunes, 17 de agosto de 2009

Para Joseph Cornell (8)

Hemos recolectado nuestras cosas
antes del viaje,
el pequeño cúmulo de puntos conectados
para responder la nebulosa
que no puede discernirse hoy
ni ninguna otra noche.
Hemos escogido nuestras multitudes
y las hemos amado como a las cartas y a las cucharas,
a los dedales y a los pequeños pedazos de hilo
olvidados en el escritorio de un ser querido.



Poema de Siri Hustvedt del libro Leer para ti
Traducción de Julia Piera y Chiara Merino

martes, 30 de junio de 2009

Canto a mí mismo (1)

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres e hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas
a la energía original de la naturaleza desenfrenada.


Walt Whitman de Canto a mí mismo

martes, 9 de junio de 2009

Once días siguiendo el hilo de Ariadna y asesinar al Minotauro

Nadie nos oyó:

sólo nosotros y un ovillo de palabras vivas para luego reencontrarlas inevitablemente remuertas.



Leopoldo María Panero / Claudio Rizzo del libro "Tensó"

jueves, 4 de junio de 2009

Está tejida con azul la noche

Está tejida con azul la noche
aún crepuscular. La lengua roja
enciende su perfil.

Salgo al silencio
y penetro la vida de las cosas
y no sé si el centeno es la hermosura
o es la sed la verdad.

En este ahora
de secreta extensión, cuando no ciega
mis sentidos la furia luminosa
del resol cereal, y están creciendo
el zureo nupcial de las palomas,
los pájaros ocultos, la paciencia
de los robles, aún, salgo a los huertos
y me busco en las aguas y las sombras.



Antonio Gamoneda del libro "Exentos II. Pasión de la mirada"

martes, 2 de junio de 2009

Triste nº 1

Por la memoria vagamos descalzos
seguimos el garabato de la lluvia
hasta la tristeza que es el hogar destino
la tristeza almacena los desastres del alma
o sea lo mejorcito de nosotros mismos
digamos esperanzas sacrificios amores.

A la tristeza no hay quien la despoje
es transparente como un rayo de luna
fiel a determinadas alegrías.

Nacemos tristes y morimos tristes
pero en el entretiempo amamos cuerpos
cuya triste belleza es un milagro.

Vamos descalzos en peregrinación
triste tristeza llena eres de gracia
tu savia dulce nos acepta tristes.

El garabato de la lluvia nos conduce
hasta el hogar destino que siempre has sido
tristeza enamorada y clandestina

Y allí rodeada de tus frágiles dogmas
de tus lágrimas secas / de tu siglo de sueños
nos abrazas como anticipo del placer.



Mario Benedetti del libro "Testigo de uno mismo"

miércoles, 27 de mayo de 2009

2

Llora, porque toda mirada entraña error.

Mas los andrajos, horca, palio y cruz no morirán por este llanto. Mejor, fulgir a solas y rezar en balde. ¿Como el topo? Así; dueño de la penumbra y de su asfixia. Hablando por hablar. A ciegas. Ojo del corazón, quema el paisaje.



Jose Miguel Ullán del libro "Ardicia"

miércoles, 20 de mayo de 2009

Elección de la amada

A Úrsula
No se puede elegir sin descubrirse.
Cuando te dije salte de entre todas
firmé en cristales mi declaración.
Ahora tienen
la ficha irrevocable d mis sueños,
la clave de mis ojos, la razón de esta boca,
ya por siempre sabrán dónde encontrarme,
y la oscura razón para qué seda,
la medida del arco de mis brazos.
He ido a plena luz a separarte.
He quemado las naves y en ti misma
canta lo que yo soy.
Antonio Pereira del libro "Meteoros"

jueves, 14 de mayo de 2009

Síntesis

Noche en silencio. Casi silenciosa.
Pero yo soy de los astros más calmos,
yo también lanzo aún mi propia luz
hacia mi propia noche.

He regresado a casa en mi cerebro
de cavernas y cielos, de estiércol y ganado.
También lo que aún se le permite a la mujer
es oscuro y dulce onanismo.

Hago girar el mundo. Resuello saqueo.
De noche me desnudo en la felicidad:
no hay agonía alguna, ningún polvo me hiede
a mí, concepto del yo, de vuelta en el mundo.


Gottfried Benn del libro "Morgue" Traducción Jesús Munárriz

lunes, 27 de abril de 2009

Juntos

Ya que la noche y la hora,
al nombrar en los umbrales
a los que entran y salen,

bendijo lo que hicimos,
ya que nada más nos mostró el camino,

no han de venir las sombras
por separado, pero si
hubiera más de lo que hoy se anunció,

no sonarán las alas
antes para mi que para ti-

Sino que rueda sobre el mar
la piedra que planeaba a nuestro lado
y en el surco que traza
desova el sueño vivo.


Paul Celan del libro De umbral en umbral

miércoles, 15 de abril de 2009

Sepulcro de una muchacha joven

Lo recordamos todavía. Es como si todo esto

tuviera que ser una vez más.


Como un árbol en la costa de los limones

llevabas tus pequeños pechos leves

hacia adentro del murmullo de su sangre

de aquel dios.


Y era tan esbelto

fugitivo, el que mima a las mujeres.


Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento,

cubriendo con su sombra tu flanco juvenil

e inclinado como tus cejas.


Rainer Maria Rilke del libro Poesía amorosa

miércoles, 8 de abril de 2009

Cebú

Cupular cual las urbes de Imerina

ostensibles allá en las colinas

o talladas a piel de roca;

con giba igual a los hastiales

que esculpe sobre el suelo la luna,

ved al toro potente y púrpura

del color de su sangre.

Ha bebido en los bordes de los ríos,

pacido de los cactus y las lilas;

vedlo ahí yacer frente a la yuca

ahíto aún del perfume de la tierra,

y delante de las pajas arroceras

que a sol y a sombra hieden violentas.

La tarde lo ha cavado todo

y ya no queda horizonte.

El toro ve un desierto que se extiende

hasta fronteras de la noche.

Son sus cuernos un creciente

que asciende. Desierto, desierto,

desierto frente al toro potente

extraviado con la tarde

en el reino del silencio,

¿qué evocas tú en tu duermevela?

¿Esos otros sin corcova

que son rojos como el polvo

que su tránsito eleva,

dueños de despobladas tierras?

¿O sus ancestros, que cebaban los labriegos

y llevaban a las villas con jaeces frutales,

en holocausto para el Rey?

Brinca, muge,

él, que morirá sin gloria,

luego dormita de nuevo, aguarda,

siendo del paisaje la joroba.





Poema de Jean-Joseph Rabearivelo del libro "Presque-Songes"

Poema

En el grisor del tiempo aislado
que en la mente ecoante desemboca,
fantasmas surgen y susurros de terrores
que pueblan el dédalo del yo.

Coprofilia; necrofilia; felación;
amputación del pene;
y en esta aljamiada sociedad,
ululando por ser reconocido como el resto de los yos en uno mismo,
el suicidio, la condenación, camina,
si no como sociable espectro,
sí familiarmente familiar,
un doppelgänger
que no puedes sacudirte.




Dennis Brutus de "Cartas a Martha", 1965.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Estética

Cuando Dios estaba aún azul adentro del hombre...

16

Que el poema haga reír y haga llorar como una mujer rubia o un hermosos caballo.

17

Y además, que se ría solo y llore solo, y llore solo como la más morena de las colegialas, sacándose la camisa.

18

El canto, como el sueño, ha de estar cruzado de larvas.

19

El canto, como el mundo.

20

El canto, como el genio, ha de crear atmósfera, temperatura, medida del universo, ambiente, luz, que irradie de soles personales.

21

Medio a medio de la poesía, Tú, lo mismo que el sexo, medio a medio.



Pablo de Rokha (Fragmento de ECUACIÓN: CANTO DE LA FÓRMULA ESTÉTICA, publicado en 1929 )

jueves, 19 de febrero de 2009

Palabras de Salud

Estos ojos vienen de un tiempo ido.
Tienen iris lunar, pestaña arbórea...
Un pensamiento impecable acude presto
al toque de campana del corazón.
Escudriña a través de sus lágrimas,
y en las dos luces del desvelo
saca a flote
la contraseña.



Miguel Suárez del libro La perseverancia del desaparecido.

jueves, 5 de febrero de 2009

Hemos llegado al hogar

Hemos llegado al hogar
desde la guerra sin sangre
con el corazón abatido,
nuestras botas llenas de orgullo
de la verdadera matanza del alma,
y nos hemos preguntado
“¿Cuánto cuesta ser querido y después abandonado?”
Hemos llegado al hogar
y traído la promesa
escrita en colores de arco iris
a través del cielo — para enterrar- ,
pero no es el momento
de colocar coronas
por los crímenes de ayer.
La noche amenaza,
el tiempo se disuelve,
y nada conocemos
del mañana.
Los tambores borboteantes
a la estrella hacen eco.
El bosque aulla
y entre los árboles
el oscuro sol aparece.
Hemos llegado al hogar
cuando vacila la aurora
cantando canciones de otras tierras,
la Marcha Fúnebre
que nos viola los oídos,
sabiendo que toda nuestra tradición y nuestras lágrimas
se juegan al cara o cruz de una moneda.
Hemos llegado al hogar
al pie de las verdes colinas
a beber el grito cálido
y suave del canto de los pájaros.
A las playas ardientes
donde los botes salen al mar
a desgranar la cosecha del océano
y las tenaces gaviotas se hunden
y deslizan volcando besos sobre las olas.
Hemos llegado al hogar
donde a través del relámpago
y la lluvia atronadora,
la peste, la sequía,
el espíritu empapado
se demora en el camino arenoso
sosteniendo los torturados restos
de la carne,
Ese espíritu que no pide
al mundo favor alguno
sino la dignidad.



Peters Lenrie del libro "Poesía africana de hoy"

lunes, 2 de febrero de 2009

¿De dónde venimos, a dónde vamos? (I)

Nuestros días esperan su turno en las palmas de los niños,
nuestros días son semillas en las palmas de los niños,
en las palmas de los niños verdearán.

Pero los niños puede que mueran mañana,
no de paludismo ni de difteria,
ni tampoco por caerse a un pozo;
los niños puede que mueran mañana
pueden morir mañana como si fueran soldados barbudos,
los niños pueden morir mañana abrasados por las nubes atómicas
sin dejar ni un puñado de ceniza
nada salvo sus sombras.
Como unos negativos en la oscuridad del vacío.
Crematorio, crematorio, crematorio.
Veo un mar,
un mar cubierto de peces muertos.
Negativos en la oscuridad del vacío,
los días que no hemos vivido
son los que desaparecen junto con las palmas de los niños.



Nazim Hikmet del libro Poemas Finales

lunes, 19 de enero de 2009

Invitación al baile

NO a la locura. No a las soledades. No al huesecito del carámbano, a la semilla de la harina, al átomo de polen. No a la gran carcajada del tamaño del mundo. No digo el mundo como tal, digo las dimensiones del mundo que cabe en mi bolsillo.

No y no a la muerte, a la prolija herida por la que se desangra sin escándalo, organizadamente, gota a gota, la vida de la vida.

No a tu culo de mono, a tu rosado culo de mono ecuatorial, que desordena mis papeles y reseca mi pluma. Y no a la parpadeante risa del infinito abismo de tu vagina autoritaria.

No y no a tus celos inconmensurables. No y no a tu labio chupador, a tu teta romántica. Me cago en el alféizar de tu ventana, ésa que da a occidente, es decir, al poniente. Meo en tu bacinilla decorada. Caigo de bruces en el discreto pliegue del vértice negruzco de tus muslos morenos.

Así ando con el sexo, bajo la tiranía obedientísima de mis cansados genitales. Me moriré besándote en la boca. Me comeré tu risa como antes me he comido tu madura tristeza.

No tengo límites. Límites no tienes. ¿Vamos a asesinarnos?



José Viñals del libro Animales, amores, parajes y blasfemias

viernes, 16 de enero de 2009

Poema 5

其五
結廬在人境,而無車馬喧。
問君何能爾,心遠地自偏。
采菊東籬下,悠然見南山。
山氣日夕佳,飛鳥相與還。
此中有真意,欲辨已忘言。


Construí mi casa junto a la de los demás
Pero no se escuchan voces ni el sonido de los carros.

Me preguntas ¿cómo puede ser?
Cuando el corazón está distante, todo queda alejado.

Corto unos crisantemos junto a la cerca del este,
A lo lejos diviso la Montaña del Sur, tan quieta!

Tan agradable el aire de la montaña cuando termina el día
Y bandadas de pájaros regresan a sus nidos.

En todo esto hay una verdad cierta
Pero cuando intento decirla no encuentro palabras.
Tao Yuanming del libro Bebiendo vino

miércoles, 14 de enero de 2009

Happy new year

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas
para entrar en tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo el mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.


Julio Cortázar del libro "Salvo el crepúsculo"

viernes, 9 de enero de 2009

[La cólera que quiebra al hombre en niños...]

La cólera que quiebra al hombre en niños,
que quiebra al niño en pájaros iguales,
y al pájaro, después, en huevecillos;
la cólera del pobre
tiene un aceite contra dos vinagres.

La cólera que al árbol quiebra en dos hojas,
a la hoja en botones desiguales
y al botón, en ranuras telescópicas;
la cólera del pobre
tiene dos ríos contra muchos mares.

La cólera que quiebra al bien en dudas,
a la duda, en tres arcos semejantes
y al arco, luego, en tumbas imprevistas;
la cólera del pobre
tiene un acero contra dos puñales.

La cólera que quiebra al alma en cuerpos,
al cuerpo en órganos desemejantes
y al órgano, en octavos pensamientos;
la cólera del pobre
tiene un fuego central contra dos cráteres.


Cesar Vallejo del libro "Poemas Humanos"

jueves, 8 de enero de 2009

Despedida cerca de Shoku

"Sanso, rey de Shoku, construyó caminos"
Dicen que los caminos de Sanso son escarpados,
escarpados como las montañas.
Las murallas ascienden en un rostro humano,
desaparecen las nubes de la colina
al freno de su caballo.
Hay árboles fragantes en el pavimentado camino de los Shin,
sus troncos rompen el pavimento
y arroyos congelados revientan sus hielos
en medio de Shoku, una altiva ciudad.
El destino de los hombres está ya fijado,
no hay necesidad de adivinos.
Ezra Pound del libro "Cathay"