viernes, 2 de abril de 2010

Obscenidad de los paisajes (V)


A solas otra vez, irremediablemente, como el viejo serrín de una muñeca de trapo, desparramados entre restos de ternura y sábanas sin sol. El frío de la madrugada no precisa de afán. Un bulto inmarcesible hecho de incertidumbre, de ruidosa brega. La voluntad de abismo aturde igual que música pautada en otras tablas, en la trinchera próxima. Un espacio concluso donde hacer mío el fuego que crepita en torno a las comisuras tristes de tu boca.

Jenaro Talens del libro "Proximidad del silencio"