lunes, 27 de abril de 2009

Juntos

Ya que la noche y la hora,
al nombrar en los umbrales
a los que entran y salen,

bendijo lo que hicimos,
ya que nada más nos mostró el camino,

no han de venir las sombras
por separado, pero si
hubiera más de lo que hoy se anunció,

no sonarán las alas
antes para mi que para ti-

Sino que rueda sobre el mar
la piedra que planeaba a nuestro lado
y en el surco que traza
desova el sueño vivo.


Paul Celan del libro De umbral en umbral

miércoles, 15 de abril de 2009

Sepulcro de una muchacha joven

Lo recordamos todavía. Es como si todo esto

tuviera que ser una vez más.


Como un árbol en la costa de los limones

llevabas tus pequeños pechos leves

hacia adentro del murmullo de su sangre

de aquel dios.


Y era tan esbelto

fugitivo, el que mima a las mujeres.


Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento,

cubriendo con su sombra tu flanco juvenil

e inclinado como tus cejas.


Rainer Maria Rilke del libro Poesía amorosa

miércoles, 8 de abril de 2009

Cebú

Cupular cual las urbes de Imerina

ostensibles allá en las colinas

o talladas a piel de roca;

con giba igual a los hastiales

que esculpe sobre el suelo la luna,

ved al toro potente y púrpura

del color de su sangre.

Ha bebido en los bordes de los ríos,

pacido de los cactus y las lilas;

vedlo ahí yacer frente a la yuca

ahíto aún del perfume de la tierra,

y delante de las pajas arroceras

que a sol y a sombra hieden violentas.

La tarde lo ha cavado todo

y ya no queda horizonte.

El toro ve un desierto que se extiende

hasta fronteras de la noche.

Son sus cuernos un creciente

que asciende. Desierto, desierto,

desierto frente al toro potente

extraviado con la tarde

en el reino del silencio,

¿qué evocas tú en tu duermevela?

¿Esos otros sin corcova

que son rojos como el polvo

que su tránsito eleva,

dueños de despobladas tierras?

¿O sus ancestros, que cebaban los labriegos

y llevaban a las villas con jaeces frutales,

en holocausto para el Rey?

Brinca, muge,

él, que morirá sin gloria,

luego dormita de nuevo, aguarda,

siendo del paisaje la joroba.





Poema de Jean-Joseph Rabearivelo del libro "Presque-Songes"

Poema

En el grisor del tiempo aislado
que en la mente ecoante desemboca,
fantasmas surgen y susurros de terrores
que pueblan el dédalo del yo.

Coprofilia; necrofilia; felación;
amputación del pene;
y en esta aljamiada sociedad,
ululando por ser reconocido como el resto de los yos en uno mismo,
el suicidio, la condenación, camina,
si no como sociable espectro,
sí familiarmente familiar,
un doppelgänger
que no puedes sacudirte.




Dennis Brutus de "Cartas a Martha", 1965.