sábado, 22 de noviembre de 2008

A una joven monja

Este amor que nada pide
y que nuestros tambaleantes nacimientos
consiguieron para nosotros.
Tú en tu generación,
yo en la mía.
Yo no soy el que
buscas.
Tú no eres la que
yo he dejado de buscar.
Con que dulzura el tiempo
dispone de nosotros
mientras vamos cogidos del brazo
por el Puente de los Detalles:
Tu hora de cortar leña.
Mi hora de cocinar.
Tu hora de morir de amor.
Mi hora de resucitar.


Leonard Cohen del libro Libro del anhelo

jueves, 20 de noviembre de 2008

Poeta anónimo

No sé quién eras; puede que yo mismo;

fui plural una vez.
Al leerme me leo;

en la rueda del tiempo vuelvo a ser.



Luis Feria del libro Cuchillo casi flor

miércoles, 19 de noviembre de 2008

A los jóvenes poetas

Hermanos, quizás nuestro arte madure pronto
luego de su larga fermentación juvenil,
y alcanzará la serena belleza
si, como los griegos, seguís siendo devotos.

Amad a los dioses y pensad dulcemente en los mortales.
Detestad el arrebato y la frialdad.
Guardaos de aleccionar y de describir.
Y si el maestro os atemoriza
pedirle consejos a la suprema Naturaleza.


Friedrich Hölderlin del libro La Madurez

martes, 18 de noviembre de 2008

Testamento

la voz es voz
hiciera
añicos las palabras redentoras

...la quijada blandida,
la mueca de tu hermano,
la saliva secreta, la agonía
capaz, de darte posesión primera,
última ya (oh cuerpo ensangrentado),
herencia de este salmo, tierra ajena,
fuga para siempre, libertad cautiva...

la voz es voz
no existe

no existe aroma nuevo

cerrad mis párpados.


José Miguel Ullán del libro Mortaja

viernes, 14 de noviembre de 2008

La lluvia cae en el polvo igual que el poema

La lluvia cae en el polvo igual que en el poema
de Li Po. En el sur
los días tienen ojos grandes
y redondos; en el sur el trigo ondula,
sus crines danzan en el viento,
son la bandera
descamisada de mi embarcación;
en el sur la tierra huele a lino blanco,
a pan en la mesa,
el fulvo ardor de luz invade el agua,
cayendo sobre el polvo, leve, encendida.

Igual que en el poema.


Eugenio de Andrade del libro de Anibal Nuñez Obra Poética Vol. II

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La flauta de las vértebras (prólogo)

Por todas vosotras
a quienes uno ama y ama
icono al abrigo en la gruta del alma,
como copa de vino en mesa de festín,
levanto mi cráneo lleno de poemas.

A menudo me digo:
y si dirigiera
la punta de una bala hacia mi propio fin...
Hoy
por casualidad
doy mi concierto de despedida.
¡Memoria!
Reune en la sala de mi mente
las innumerables pilas de seres queridos.
Haz que la risa se transmita de ojo en ojo.
¡Que la noche se vista de bodas pasadas!
Danos la alegría de cuerpos y cuerpos.
Que nadie pueda olvidar esta noche.
Hoy tocaré la flauta
en mi propia columna vertebral.


Vladimir Maïakovski del libro Conversaciones con el inspector fiscal y otros poemas

viernes, 7 de noviembre de 2008

El niño John

El niño John no es el niño Juan.
Los ojos del niño John y los ojos del niño Juan no ven las mismas cosas en el fondo del lago.
Bajo los párpados del niño John la sed es un caballito de mar que vale dos dólares.
Bajo los párpados del niño Juan aletean las mariposas negras del vendedor de sandías.
El niño John tiene un martillo de cristal, el niño Juan tiene una nuez transparente.
Las manos del niño John cuentan las semillas de las estrellas, los dedos del niño Juan juegan con la chapa de la luna nublada.
Los ojos del niño John y los ojos del niño Juan no miran los mismos pájaros que tiemblan en la oscuridad.
El niño John trae a su madre el declive de la montaña, el ruido del río, la perla de granizo le trae el niño Juan.
Cuando se hace de noche el niño John sueña que es la sombra del niño Juan cuando se ha hecho de día.


Juan Carlos Mestre del libro La casa roja (2008)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Escena Final

He dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.



Blanca Varela del libro Ejercicios Materiales (1978-1993)

martes, 4 de noviembre de 2008

Estar contigo

Estar contigo es un vocablo insólito
y el día que se rompa en pedacitos
el enorme silencio del olvido
será un eco anacrónico en mis noches.

Alejanado de tu hechura a tientas
repitiendo sintigo en mi destierro
ya no cultivaré la corteza uniforme
de una estrella en la punta de mis dedos.

Eres tan espantosamente joven
que estar contigo es un regalo loco.

Carlos Edmundo de Ory (del libro Miserable ternura)

lunes, 3 de noviembre de 2008

Oración

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Ardeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mi como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.



Juan Gelman del libro (El juego en que andamos (1956-1958))